Uno de los mayores derechos del campesino: la autogestión en la producción de nuestra comida, se nos niega e impide sistemáticamente por las multinacionales agroalimentarias y sus socios colaboradores, los gobiernos y legisladores. Ante las patentes sobre la vida, la mera opción de producir nuestra propia simiente se convierte en un acto de desobediencia civil.
En el año 2007, un grupo de personas unidas al mundo rural en Asturias por distintos lazos, muchos de los cuales teníamos una huerta, nos unimos con un objetivo: el mantenimiento y la recuperación de semillas, como base para poder alcanzar la soberanía alimentaria.
En las primeras reuniones cada uno aparecía con un puñado de sobrecitos, bolsas o tarritos llenos de semillas obtenidos de sobres comerciales, de una vecina o de un viaje al extranjero. ¿Qué podíamos hacer con esto? A diferencia de un banco de semillas, la idea era que fuese un proyecto vivo donde lo más importante, la simiente, se reprodujese libremente entre los surcos y bancales de nuestras huertas y, mediante el apoyo mutuo, recuperar su diversidad primigenia lejos del maíz transgénico y las homogéneas variedades comerciales. De esta manera, pusimos todos los tarritos sobre la mesa ¿tienes rúcula? ¿Alguien ha traído rabanitos? ¿pataca?, ¿que demonios es eso? y nos convertimos en una red de personas que producíamos e intercambiábamos nuestra propia semilla, libre o rescatada.
Tras consolidar el método de trueque comenzamos una labor de prospección, no solo de variedades tradicionales sino también de todo el conocimiento asociado a ellas a lo largo de los siglos: cuándo plantar, podar, cosechar, qué purín utilizar… saberes tan importantes como la propia semilla, que no crecen en una probeta sino que surgen del contacto con la tierra.
Y finalmente, esa función germinativa de los frutos se expande en este blog, para que su labor reproductiva se extienda hacia el resto de la sociedad y que poco a poco los guardianes de semillas no sean una especie en extinción sino un pilar fuerte de una nueva revolución y esta vez, verde de verdad.